Se sabe que para mantener sana el agua de una alberca no solo depende de la limpieza de la superficie y el fondo, sino también de algo sumamente importante, mantener en equilibrio el pH.
El pH es uno de los parámetros importantes que nos permite mediar la alcalinidad y acidez del agua, lo que se traduce como agua cristalina y además mayor vida de tu alberca.
Cuando el agua tiene un pH menor a lo recomendado, ocasiona problemas no solo para las personas que se bañan en esa ahí, sino también para todos los materiales de la alberca ya que pueden ocasionar corrosión en las escaleras, válvulas, bombas o en el propio filtro.
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Por otro lado, cuando el pH sube, el agua se vuelve demasiado alcalina. Esto provoca irritación y resequedad en la piel de los bañistas, y además, se fomenta la aparición de restos de calcio en la superficie de la piscina. Esto es muy visible en una alberca, ya que el agua toma un aspecto más nublado u opaco.
Es por ello la importancia de saber regular y mantener los parámetros adecuados de pH. En una alberca, este valor puede oscilar entre 7,2 y 7,6. Así que pon mucha atención si en algún punto se sale de este rango.
Se recomienda que hagas un control periódico para asegurarte de que el agua y su nivel de pH están dentro del rango establecido. En Albercas Venzar te aconsejamos hacer como mínimo una lectura semanal de su nivel, y si detectas una subida o bajada, actuar rápidamente para evitar dañar tu alberca y ocasionar enfermedades a quienes se bañan en ella.
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